Translate

lunes, 24 de noviembre de 2014

LENTAMENTE

Otra vez los amigos de "Seamos breves" son los culpables. Les doy las gracias por sacarme de mi estado de vagancia absoluta.



Foto tomada de objetivovalladolid.elnortedecastilla.es


SALVAMENTO

Se detuvo en la mitad del puente y miró hacia el río. Allá abajo, el agua verdosa discurría lentamente, salpicada por las manchas amarillentas de las hojas caídas. Pensó que no era mala idea dejarse caer sobre la barandilla. Bastarían un pequeño impulso con las puntas de los pies y un par de segundos para aterrizar en aquel falso prado vestido de otoño. La angustia apenas duraría unos segundos y luego vendría el fin, la calma total, el dejarse llevar por la corriente perezosa hasta que su cuerpo quedara enganchado en alguna rama caída junto a la orilla. Nadie lo echaría en falta, nadie se alarmaría por su ausencia, nadie preguntaría por él.
—¿Se encuentra bien, amigo?
La pregunta iba acompañada de la leve presión de una mano sobre su hombro. Volvió la cara y encontró un rostro amable, una mirada limpia.
—Está bonito el río en esta época del año, ¿verdad?
No dijo nada pero dejó de notar el peso en el estómago, la rigidez de las piernas.
—Vamos, le invito a un café.

La voz era agradable y sonó convincente. Tal vez un café no era mala idea. Lentamente, se dejó conducir hacia la cafetería de la esquina.

6 comentarios:

  1. Una mano amiga, una sonrisa a tiempo o una cálida mirada puede hacer milagros y salvar vidas. Un relato delicioso.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso es justo lo que he querido decir, Josep.
      Gracias una vez más por tus palabras, amigo.
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. A veces, basta con una frase amistosa para cambiar un estado de ánimo, saber narrarlo como tú lo haces, es una delicia.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya ves que a veces mi musa se porta, Rosa preciosa.
      Aunque lo cierto es que últimamente solo acude cuando la llamáis desde "Seamos breves".
      :-)
      Besazo, cariño.

      Eliminar
  3. LENTAMENTE

    ... Y lentamente llegamos a la cafetería. Mi misterioso salvador insistió en que nos sentáramos en una mesa apartada, ajenos a las miradas del resto.

    — Usted estaba a punto de tirarse al río, ¿verdad? —me preguntó de repente.

    — No... —comencé a mentir sin saber por qué. Aunque al instante, opté por decir la verdad— ... Bueno, sí —no me parecía ético ocultar la verdad a mi salvador. — Pero... Hay algo que no entiendo. ¿Quién es usted? ¿De dónde salió? ¿Por qué me salvó la vida evitando que me arrojase a la corriente? ¿Por qué me invita ahora a un café?

    — ¿Que quien soy...? —empezó a responder con una media sonrisa.— Soy de Residuos Urbanos, del Ayuntamiento. ¿Sabe usted cuánta gente se suicida en el Pisuerga al año? ¿Y sabe usted el coste que tiene para las arcas municipales el recuperar los cadáveres del río? —concluyó mientras levantaba una mano para dar énfasis a su última pregunta.

    — Vaya un funcionario, no me lo hubiese imaginado nunca la verdad.

    — Ande, tome esto y entre ahí. Hagamos las cosas bien, pensando en los demás —me indicó con un gesto serio mientras señalaba la puerta del aseo de caballeros.

    No pude evitar mirarme en el espejo al entrar. Levante el arma que me acababa de entregar ese desconocido, la situé junto a mi sien y, lentamente, apreté el gatillo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuidao queres bueno, Tartesso... Pero este micro no tiene que estar aquí... ¿Me dejas que lo suba en una entrada nueva?
      Porfa, porfa...
      Un abrazo enorme.

      Eliminar