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lunes, 3 de noviembre de 2014

ELECTRODOMÉSTICOS


O de cómo no les sacamos todo el partido posible a ciertas piezas de la casa.



Foto tomada de www.arqhys.com


FANTASÍA

Es sencillo de imaginar. Basta apoyar la espalda en el frío borde de la encimera y cerrar los ojos y, a partir de ese momento, todo sucede, como en una antigua película vista cien veces. El ruido de las llaves en la puerta y, a los pocos segundos, unos pasos que se acercan; o tal vez no, tal vez no llegue en ese momento, tal vez ya estaba en casa y lo único que hace es levantarse del sillón donde hojeaba el periódico y venir hasta la cocina. Llega y me ve, me descubre apoyada en la encimera, se da cuenta de que le espero hace mucho tiempo y entonces sonríe apenas y me mira, se queda mirándome de esa forma que me desarma y me deja indefensa ante él, porque no tengo nada que oponerle, nada con lo que hacer frente a esos ojos que ya han empezado a desnudarme.  Y se acerca lentamente y con cada uno de sus pasos mi piel anticipa lo que vendrá después, inmediatamente, en cuanto llegue a mí y me pase los brazos alrededor de la cintura. En ese instante, el mundo se fundirá en negro, dejará de existir, y solo quedará el escalofrío que baja por la espalda, la creciente marea del deseo en las venas. Y cuando, al cabo de tres eternos segundos, por fin me bese, por fin me apriete contra él; cuando su mano encendida dibuje un camino de fuego hasta el rincón más escondido, entonces, cuando su mano me alcance y su boca me robe el aire y mi cuerpo se funda en su calor, entonces se acabará el tiempo, se disolverá el espacio y solo quedará la burbuja de energía que nos contiene y nos protege y, dentro de ella, nosotros, amándonos.


Voy a poner la lavadora.


4 comentarios:

  1. ¡Qué suerte, Vichita, tener una burbuja energética! Ya he puesto la lavadora, antes de que se anuncie la lluvia.
    Besitos otoñales.

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    1. Está al alcance de cualquiera esa burbuja, doctora.
      Un beso enorme.

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  2. La fantasía, los sueños, chocan frontal y fatalmente contra la desnuda y fría realidad. Qué pena, ¿no?
    Me ha encantado la forma de narrarlo y, cómo no, la bofetada final que te despierta y te devuelve a lo material y mundano.
    Un abrazo.

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    1. Pero también es una forma de decir que incluso en lo cotidiano más aburrido caben la ilusión y la fantasía, ¿no crees, Josep?
      Un abrazo, amigo, gracias por la visita.

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