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domingo, 12 de abril de 2015

"LAS COSAS DE LA CAJA"

Algunos no sabrán que "Las cosas de la caja", antes de ser un blog fue, gracias a Sapristi y a fw, un libro virtual (que es casi como ser un libro de carne y hueso) que puede descargarse aquí:

http://www.vecindiario.es/downloads.php?cat_id=6&rowstart=15

No es más que un entretenimiento sin más pretensiones y, a decir verdad, hay más cosas de otros que mías, pero me entretuve mucho reuniéndolas y dándoles un lugar donde quedarse en perfecto desorden.

Hay dos versiones, una para ebook y otra para lectores digitales (o algo así, no me hagáis mucho caso, que yo con las cosas de Internet no termino de aclararme).








Pongo el inicio por si alguien se anima (o se desanima).




LAS COSAS DE LA CAJA

Desde siempre, las cajas han sido objetos que han llamado poderosamente su atención. Sea cual sea su tamaño, forma o color y sea cual sea el material de que estén hechas, desde siempre le ha gustado mirarlas, tocarlas, olerlas, ABRIRLAS. Su hermana Ana dice que eso es un Edipo mal curado pero ella nunca ha creído demasiado en el psicoanálisis y menos aún desde que se dio cuenta de que, en realidad, no le gustaban las cajas en sí mismas (y eso que las hay preciosas: redondas, cuadradas, metálicas, multicolores) sino las infinitas posibilidades que encierra una caja. Por ejemplo: una caja llena de cosas se le antoja una aventura extraordinaria, porque cada cosa tiene su pequeña historia, su carga de sentimientos y recuerdos, mientras que una caja vacía es la posibilidad de una aventura extraordinaria porque a ella pueden ir a parar la cestita de mimbre que le regaló Roberto, el rompecabezas chino, las caracolas que recogió una tarde Octubre en una playa de las Rías Bajas, el Donvicente, el prendedor que es una lechucita verde, los pendientes de jade y muchas cosas más.
Durante algún tiempo anduvo preocupada porque hay cosas que no son fácilmente encajables y ella quería una caja en la que guardar un montón de cosas que andaban desperdigadas por ahí y estaban pidiendo a gritos un lugar común. No es de extrañar que la alegría invadiera su espíritu la tarde en que comprendió que tenía una preciosa caja (grande y cuadrada y de colores, que son las que más le gustan) que se ajustaba totalmente a sus necesidades. Se armó de paciencia y buscó por todos los rincones hasta dar con todas las cosas dispersas, hecho lo cual procedió a meterlas en la caja sin ningún orden pero, eso sí, con muchísimo cuidado, no fueran a romperse.

De modo que diremos de una vez (por si alguien no se ha dado cuenta todavía) que ésta es la caja y éstas son las cosas que contiene. Para empezar puede servir esta breve nota. (Sí, ya sé que es un espanto, y ella seguramente también lo sabe, pero le tiene mucho cariño y la sitúa entre lo mejor de sus textos, ya sabemos que a veces las razones del corazón nos nublan el entendimiento, qué le vamos a hacer). Se titula, por supuesto:


GRAVE PROBLEMA EN LOS INVIERNOS LLUVIOSOS


—Mira— dijo Lila acercándole a Feve un suéter amarillo
—Qué horror —dijo Feve después de tocar el suéter amarillo— Está  completamente eléctrico
—Debe de  ser la centrifugadora —dijo Lila
—Sí, eso debe de ser —dijo Feve encendiendo un cigarrillo—, la centrifugadora.
—Toda la ropa está así —dijo Lila—, eléctrica. Y no hay más remedio que secarla en la centrifugadora, eso es lo malo.
—Cuando venga el buen tiempo ya no hará falta usar la centrifugadora y la ropa no se pondrá eléctrica —dijo Feve
—Claro —dijo Lila—, cuando venga el buen tiempo...