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viernes, 4 de enero de 2013

GÉNESIS 19, 26

Que me gusta a mí el tema bíblico... (por si no se había notado). Y la irreverencia (por si tampoco se había notado). Pero siempre cum animo iocandi, o sea, sine animo molestandi.


GÉNESIS, 19, 26


“Es cotilla y cabezota”, me dijo mi suegro cuando fui a su casa a pedir a Edith en casamiento, “luego no digas que no te avisé”. Pero yo estaba tan fascinado por la belleza de su hija, por el brillo de sus ojos, por su pelo dorado, que no hice caso.
Cuántas veces habría de recordar aquellas palabras a lo largo de los años que duró nuestra unión. Cuántas veces intenté, sin conseguirlo, que cambiara su actitud.
Pero ya dijo el profeta que quien nace buche, muere asno. Y ella murió por cotilla y cabezota. No le importó el aviso de los ángeles de Yahvé. Tampoco la disuadió el temor al castigo.

La muy idiota tuvo que volver la cabeza.

3 comentarios:

  1. Si es que no puede ser...

    Genial, como siempre.

    Besos.

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  2. Tú, que me lees con buenos ojos.
    Abrazo gordo, pisiosa.

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  3. Es que las hay que son así y, luego pasa lo que pasa.
    Un abrazo, genia.

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