Translate

martes, 22 de enero de 2013

BAILE DE MÁSCARAS

Se diría que haber leído la obra (casi) completa de Agatha Chistie, amén de seguir con entusiasmo algunas series policíacas, desde "Perry Mason" hasta "Bones", es algo que imprime carácter y, a veces, a la hora de escribir, me salen cosas con su puntito de intriga.

(Lo de la varita mágica está basado en hechos reales)


baile de mscaras tema de la boda spain acusar baile de mscaras tema de la boda 630x440



Los invitados, casi ciento veinte, fueron llegando entre las ocho cincuenta y las nueve quince. La única retrasada fue una Odalisca que dijo no haber encontrado taxi y que llegó a las nueve cuarenta, cuando ya había empezado la cena.
Los anfitriones, Sol y Luna respectivamente, recibieron a sus invitados a la puerta del Casino, presidieron el banquete y no abandonaron la pista de baile en ningún momento de modo que todos pudieron verlos desde el principio de la fiesta hasta el momento en que la camarera salió gritando de los servicios, donde había ido a reponer toallas secamanos.
El hijo de Sol y Luna, el Conde Drácula, llegó solo, alrededor de las nueve, y durante unos minutos estuvo en la puerta junto a sus padres. Luego pasó al interior y se le volvió a ver sentado a la mesa, poco antes de que comenzaran a servir la cena, entre la Princesa India y el Hada. Según los comensales próximos, Drácula estaba ligeramente más animado que de costumbre, pero no tanto que les hiciera sospechar el consumo previo de estimulantes. Durante toda la cena charló con su habitual desenvoltura, sobre todo con el Hada, a quien dirigió miradas cariñosas y palabras de elogio referidas, sobre todo, a las bufandas que ella le tejía cuando estaban juntos. Esto no dejó de sorprender a los testigos pues todos sabían que Drácula y el Hada estuvieron saliendo durante bastante tiempo (aunque, eso sí, nunca llegaron a comprometerse) y, después de algunos años, Drácula rompió la relación y empezó a salir con la que para entonces ya era su novia, la hija del rico industrial Villagrande, que no acudió a la fiesta por encontrarse indispuesta. Cuando se produjo la ruptura, todo el mundo pensó que el Hada le guardaría eterno rencor a Drácula por haberla abandonado después de tanto tiempo pero el testimonio de los vecinos de mesa contradecía este extremo.
El Diablo y la Muerte fueron de los últimos en llegar y estaban colocados en otra mesa. Este extremo también sorprendió a los asistentes dado que el Diablo, la Muerte y Drácula habían sido compañeros de estudios y amigos hasta que terminaron en la Universidad. Pero la investigación reveló que Drácula, en una operación financiera nada clara, había sido el causante de la ruina de la empresa que habían montado la Muerte y el Diablo.
Barbarroja, por otra parte, se sentaba en la mesa de los anfitriones. Sus negocios con el Sol eran conocidos por todos y aunque siempre se rumoreó que el padre de su nieto era Drácula, parece ser que se llegó a un acuerdo económico que eximía al hijo de Sol y Luna de toda responsabilidad paternal respecto a la hija de Barbarroja.
El cuerpo fue descubierto por una camarera a las doce y cuarto. En aquel momento todo el mundo estaba en el salón de baile y no había nadie en los lavabos. Dada el número de invitados y el constante ir y venir de gente de un lugar a otro, fue prácticamente imposible determinar en qué momento unos u otros habían ido al servicio de modo que, aunque la investigación se centró en aquellos que pudieran tener motivos para ver muerto a Drácula, no hubo forma de determinar cuál de los sospechosos estaba en el baño a la hora del crimen.
Además, hubo otra cuestión que dificultó sobremanera el esclarecimiento de los hechos: el arma. El cadáver presentaba, a la altura del epigastrio, una herida pequeña y profunda, circular, producida por un objeto cilíndrico, punzante, de no menos de veinte centímetros de longitud. Lo primero que se revisó fueron todos los pinchos para brochetas existentes en el restaurante del Casino pero ninguno de ellos coincidía en calibre con el orificio de la herida. En otro orden de cosas, hay que decir que Drácula tuvo mala suerte: el objeto llegó hasta la aorta, lo que le produjo la muerte casi de forma instantánea.
Sin arma homicida, sin pruebas concluyentes en contra de nadie, el caso se cerró a los pocos meses.

—Comisario —dijo la subinspectora Fernández—… aparte de los pinchos… ¿no investigaron nada más?
—Creo que no, Fernández, tenga en cuenta que era poco probable que uno de los asistentes llevara un objeto así y pasara desapercibido. ¿Por qué lo dice?
—No, por nada, pero…
—Pero… ¿qué?
—Que me acabo de acordar de que, hace unos años, tuve que disfrazar de hada a mi hija para una fiesta del colegio y como se me olvidó comprarle la varita mágica… le hice una…
—¿Y eso qué tiene que ver con lo que acabo de contarle, Fernández?
—Nada, comisario, solo que… le hice la varita forrando con papel de aluminio una aguja de hacer punto…




6 comentarios:

  1. Los lectores de novelas policíacas te agradecemos el relato :)
    Parece que estoy viendo a mi madre forrando con el papel de plata de las tabletas de chocolate un palillo de tambor para mi actuación de hada mala en "La bella durmiente". No hubo muertos sobre el escenario en aquella ocasión:)

    Buen carnaval.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. ¡Jajajajajaaaaaaaaaaaaa!
    O sea que la idea ya se le había ocurrido antes a otra madre... Desde luego... nihil novum sub sole.

    Otro abrazo para ti, duende.

    ResponderEliminar
  3. He leído a A.CH. y sobre todo a Arthur Conan Doyle con fruición. Me has hecho recordar las ganas de devorar una historia.

    Los personajes y la trama es genial¡

    Un besazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues nada, Carmen, ya te iré poniendo más relatos policíacos, que tengo alguno más en el armario (al fondo).
      Gracias por leer, guapísima.
      Un abrazo.

      Eliminar
  4. Buenísimo. Gracias por indicarme el camino hasta tu Baile de Máscaras. Se te da bien lo policíaco y la intriga.
    Es imperdonable que no bucee más en tu blog con lo que me suele gustar lo que leo. A ver si saco tiempo para ello.
    Un besote.

    ResponderEliminar
  5. ¡Por dió, Vichita ! Me has salvao de una frustración veraniega, antes me encantaba llevarme a la playa, a Miss Agatha, a Sir Conan Doyle que se llenasen de arena. Pero, hace años que el mar queda a lo lejos, ahora con la proximidad de Vallavalencia, no me importará.
    Besitos desde la meseta.

    ResponderEliminar