Nunca pensé que una cosa escrita en poco más de cinco minutos (bueno, quizás fueron diez... Pocos, en cualquier caso, aunque tal vez llevara más tiempo fraguándose en mi cabeza, tal vez desde que le leí a Cortázar los dos últimos versos) pudiera dar tan buenos resultados. Pero se ve que hay momentos en que las musas son generosas y visitan a las vagas irredentas.
Imagen tomada de www.restaurantes-zaragoza.es
Si hubieran sido viejos amantes
les habría gustado la vieja ceremonia
de jugar a emborracharse
con champán o vino blanco
ayudando a bajar, con esa maestría
que tienen los buenos caldos,
a una docena de ostras.
Pero nunca lo fueron.
(Viejos, iban camino de serlo
pero amantes, nunca)
Por eso aquella noche
que era la primera
y que, por mucho que los dos lo lamentaran,
sería la última,
decidieron jugar
a lo que habrían jugado
si alguna vez hubieran sido
viejos amantes.
Buscaron un discreto restaurante
con mucho tenedor y poca luz,
con manteles de hilo blanco, maître, sommelier
y velas en el centro de la mesa.
Se sentaron, lógicamente, en un rincón
lejos de las miradas indiscretas,
y pidieron
dos docenas de ostras Gillardeau
y una botella de Roederer Cristal.
Chocaron las copas mirándose a los ojos
pero no dijeron nada,
porque no había nada por lo que brindar.
Y cuando él, caballeroso, iba a coger la botella
para llenar las copas de nuevo
ella, detallista, le alargó una ostra.
"No le pongas limón", dijo,
"ya tiene una lágrima".
Nunca es tarde para empezar. "Las cosas de la caja", sí. Es que yo soy muy de cajas. Me gustan las cosas ordenadas, dentro de un desorden, y las cajas son fantásticas para eso. Tengo varias. Esta en concreto contiene relatos. Cortos. La dosis justa de texto para, por ejemplo, leer uno cada noche antes de acostarse (como el que se toma el vaso de leche o el ansiolítico) o cada mañana (como quien se bebe el zumo de naranja). O a demanda, que dicen los galenos.
El vello ante lo bello se levanta.
ResponderEliminarJa, te pillé!! Ya no te escapas.
ResponderEliminarRecuerdo perfectamente cuándo leí por primera vez este texto. Fue en Gigantes, tras proponer yo misma tema. Ni que decir tiene que me encantó. Un beso.
Frida, ¿te puedes creer que te leo hoy? Qué desastre de jardinera soy, qué abandonado tengo el huerto.
ResponderEliminarGracias, preciosa, un beso.
¿Vaga irredenta, tú? Ya veo a la musa con ganas de echarte limón en la copa.
ResponderEliminarBesos.
Vaguísima, créeme.
Eliminar:-)
Un besazo.
uf
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