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domingo, 22 de diciembre de 2013

EL VIRUS E

El virus L, el virus E... Algún día la humanidad reconocerá mi labor y agradecerá mi aportación a la comunidad científica.
Mientras tanto, vayan leyendo.








LA HISTORIA DEL MAGO


Si su pobre madre hubiese conocido la célebre frase de Mimi, la tía de John Lennon (“John, eso de la guitarra está muy bien pero nunca te dará de comer”) es muy probable que la hubiera parafraseado en más de una ocasión para dirigirse a ella con la sensata intención de sacarle los pájaros de la cabeza: “Jo, le habría dicho su madre en nombre de la sensatez, eso de contarle cuentos a la gente está muy bien pero nunca te dará de comer”.

Y, probablemente, ella habría pensado que tenía razón. Lo de estudiar, francés, por ejemplo, fue un intento de sus padres de desviar su atención hacia ese mundo fascinante que es el secretariado bilingüe. No resultó una mala experiencia, desde luego. A esa carrera tiene que agradecerle su estancia en Lisboa, su matrimonio con Jorge (aunque terminara en divorcio)  y, sobre todas las cosas, el nacimiento de su hija Jessica.  

Pero en la vida hay cosas que resisten cualquier barrera de racionalidad o sentido común, cosas que se abren paso a través de todos los obstáculos como si la persona en la que habitan y crecen fuera el vehículo elegido para darles existencia. En la vida hay tendencias, pulsiones, que se instalan en el espíritu de alguien y no lo abandonan jamás, como si estuvieran codificadas en su ADN o ensambladas en sus linfocitos. Son como un virus que a veces da síntomas y a veces no, pero que nunca abandona su refugio celular.

En su caso, la pulsión se manifestó casi al mismo tiempo que se le cayeron los dientes de leche: a los seis años. Cuando alguien empieza a escribir a esa edad es para echarse a temblar: está contagiado, está invadido. Nunca se librará de esa dolencia. Como para el amor, no hay cura para esa enfermedad.

Su virus, ese virus personal que invadía su sangre sin que nadie supiera de dónde había venido, superó la Universidad, los estudios de francés y un tentador curso en París; superó el trabajo en Amnistía Internacional y las clases de inglés en Lisboa. En un tren, viajando desde Manchester a Londres, todas las dudas que desde la infancia había albergado acerca de la vida de los dragones, de las propiedades de ciertas varitas y de la verdadera existencia de los magos, se catalizaron en la mejor idea que había tenido jamás. Una idea que la enamoró y en la que se puso a pensar inmediatamente; en la que no dejó de pensar y trabajar en los años siguientes: el virus había encontrado la manera de manifestarse plenamente.

La mesa de un café cercano a su casa y la sillita en la que dormía la pequeña Jessica fueron los testigos de su entusiasmo. Tenía la idea y… la puso en palabras.


Tuvo que esperar más de un año y digerir el rechazo de varias editoriales antes de ver su idea plasmada en letra de imprenta, antes de coger en sus manos un volumen que tenía su nombre en la portada y que contaba una historia que empezaba diciendo: “El señor y la señora Dursley, que vivían en el número 4 de Privet Drive…”

6 comentarios:

  1. ¡Buaaahh! Estaba a punto de solicitarte, no la pata del virus, sino su domicilio para trasladarle con desahucio urgente, pero no veo que tengas demasiada "influencae".
    En fin cosas veredes, cuando no ves ni verde,
    Besos.

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    1. ¿El virus? Pero chiquilla, si tú lo tienes activado hace tiempo... ¡y muy bien activado!
      Un abrazo, Rosa preciosa.

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  2. Los inicios pueden ser muy duros pero el empeño, el sacrificio y el talento (¿quizá algo de suerte?) pueden romper los recelos y prejuicios de los que rodean al artista. Un relato muy bien contado y una historia aleccionadora. A JKR le encantaría leerlo.
    Un abrazo.

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    1. Mucho talento, pienso yo, para tramar una historia tan bien tramada.
      Gracias por leer y por comentar, amigo mío.
      Un abrazo muy grande.

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  3. .
    Es una suerte y una alegría que a veces se rompan las reglas que creemos tan firmemente establecidas y que desde una mesita de café, desde un embarazo de letras, nazca un mundo completo y se desarrolle, cuando lo normal es que se recurra en este campo al aborto (perdón por utilizar una palabra tan feota) o a la píldora del día después.
    Cienes.

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    1. Eso solo lo hacemos los vagos irredentos, Sap, Se ve que la Rowling no es de los nuestros.
      :-)
      Cienes, cariño.

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