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domingo, 12 de mayo de 2013

EN EL NOMBRE DEL PADRE

Creo que esta es la única vez que me he atrevido con el género (no sé si se llama así) fantástico-de aventuras. 
Leído el relato varios años después, pienso tenía que haber seguido. A lo mejor me había salido Juego de tronos...












VENGANZA

Al ejército de los Invasores apenas le supuso esfuerzo ni merma conquistar los territorios de los Hombres del Mar. Los Invasores eran un pueblo agresivo y belicoso con una larga tradición guerrera. Eran famosas las armas forjadas en sus herrerías y la ferocidad de sus hombres había traspasado sus fronteras y alcanzado el rango de leyenda. Los Hombres del Mar, pacíficos y pescadores, nunca habían temido a los Invasores porque las tierras de estos, situadas más allá de las montañas, quedaban demasiado altas, demasiado alejadas de las llanuras casi desérticas, que se extendían a lo largo de la costa, en las que los Hijos de Mar pescaban desde que el tiempo se podía contar. Cuando los Invasores, amenazados por el empuje de los Bárbaros del Norte, se lanzaron a la conquista de los territorios vecinos, los Hombres del Mar se vieron indefensos frente a ellos: jamás se les había ocurrido prepararse para la guerra.
Yarik, hijo único del jefe de los Hombres del Mar, tenía siete años cuando Histur, jefe de los Invasores, llegó con lo mejor de sus tropas a las puertas de la Ciudad. Su padre, para protegerlo, ordenó a su guardián que lo ocultara y lo despojara de todos los signos externos que pudieran delatar su rango. Hecho un ovillo en el fondo de una de las barcas más grandes del puerto, completamente cubierto por redes y aparejos, el pequeño Yarik no vio cómo Histur y sus hombres entraban en la ciudad bramando como monstruos marinos, cómo quemaban las casas, golpeaban a las mujeres y a los niños y mataban a los hombres. Lo que sí pudo ver, una semana después, en el centro de lo que había sido la plaza del mercado,  fue la cabeza de su padre ensartada en una pica. Despedía un olor nauseabundo y estaba cubierta de moscas.

Ocho años más tarde, los Invasores eran los amos del territorio de los Hijos del Mar y sus habitantes habían quedado relegados a las tareas más duras cuando no vendidos como esclavos. Su Ciudad se llamaba ahora Ihs- Hadum que, en la lengua de los Invasores, significaba “la conquistada”.

Ocho años más tarde, Histur descansaba en su tienda después de varias jornadas de camino a través de las montañas. Regresaba, con un grupo de guerreros, de una incursión por las Tierras del Norte y la nieve y el viento helado habían hecho agotadora la marcha. Dos días más y, por fin, estarían de vuelta en Ihs-Hadum. Su joven ayudante se acercó al camastro.
—Señor —dijo el muchacho arrodillándose y posando en el suelo la bandeja que portaba—, te he traído agua para refrescarte y vino para que recuperes las fuerzas.
Histur se incorporó ligeramente y alargó la mano para alcanzar la copa. No tuvo tiempo de ver de dónde había salido el arpón que se clavó en la tierra después de atravesarle la muñeca.

Al amanecer del día de la fiesta de Samna, dios del Trueno, un alarido agudo y prolongado, hiriente como un cuchillo, despertó a los habitantes de la ciudad que abrieron las puertas de sus casas y se asomaron a las ventanas para ver cómo el joven Yarik, a lomos de un caballo negro,  recorría al galope las calles, entraba en la plaza del mercado y daba varias vueltas en derredor antes de detenerse en el centro, junto a la pica en la que, años atrás, estuvo expuesta la cabeza de su padre. Sólo entonces los Invasores pudieron reconocer el cuerpo que arrastraba la montura: desnudo, casi despellejado, Histur tenía las manos y los pies atravesados por arpones. Un enorme anzuelo se insertaba en su paladar y asomaba la punta por la órbita vacía del ojo izquierdo.
Aún respiraba.



8 comentarios:

  1. Qué pedazo de venganza!! Tienes madera para una guerra de tronos y para varias :))
    Me ha puesto el corazón en un puño el joven Yarik arrastrando a su enemigo, con esa imagen de arpones y anzuelo.
    Enhorabuena!!!

    Un montón de besos.

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    Respuestas
    1. Gracias, hermana.
      Puede que suene cruel pero me encanta haberte puesto el corazón en un puño.
      :-)
      Otro montón de besos para ti.

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  2. Madre mía... es que con lo que te pongas.

    Genial, Fefa, genial.

    Un beso.

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    1. Con lo que me ponga o (como dijo mi cuñado) con lo que me quite.
      ;-)
      Abrazo, corasón.

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  3. Respuestas
    1. Uf, más... No tengo yo cabeza para extender este relato, cariño, lo siento.
      Aunque quién sabe...
      Un montón de estrellas para ti.

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  4. Todavía estás a tiempo de escribir una saga fantástica y terminarla antes de que lo haga el escritor de Juego de Tronos, que todo hay que decirlo, es muy lento. Se te da bien, no sé porque no cultivas más el género fantástico-de aventuras.

    Como pega, el relato se me ha hecho corto, me gustaría que se extendiera más. O que haya segunda parte, tercera... ;)

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  5. Jamía, por dió, es que no se te resisten ni los Hijos del Mar, ni los del Trueno, el remate, ese super anzuelo que debía ser enorme para atravesar tantos tejidos.
    Besitos

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