Bueno... si hay un día para este cuento, ese día es hoy. Es de hace tanto tiempo que casi todo el mundo lo conoce pero es que si no lo pongo hoy no lo pongo nunca.
CUENTO DE NAVIDAD
Los Reyes Magos tenían un Land- Rover. Era de color verde, muy grande, espacioso y bastante rápido. Cuando lo compraron, Baltasar estaba empeñado en un Mégane porque, decía, era un coche muy bonito, con aire acondicionado, doble air-bag y frenos ABS, pero Melchor y Gaspar le convencieron de que el Mégane era muy bonito, sí, pero no les servía para nada. Ellos eran astrónomos y, con cierta frecuencia, salían al desierto a hacer observaciones durante varias noches seguidas. Les convenía un vehículo en el que pudieran transportar todo lo que necesitaban cuando iban al desierto y estaba claro que el Mégane era muy bonito pero a ver dónde metían en el Mégane la tienda de campaña, los sacos de dormir, las esterillas, el camping-gas, los telescopios...
El coche funcionaba muy bien y casi no les dio problemas durante mucho tiempo, algún que otro pinchazo con los cactus del desierto y los cambios de aceite reglamentarios. Pero a los cinco años lo tuvieron que llevar a pasar la ITV. Allí les dijeron que el coche estaba muy bien de frenos, de motor... pero que tenía un poco escachirulado el manillón del encendimiento. Había que llevarlo al taller para que lo repararan.
Algunos días más tarde, los Reyes estaban en el observatorio de su palacio estudiando las estrellas con sus telescopios de alta tecnología cuando vieron de pronto un cuerpo celeste muy brillante que no habían visto antes. Comprendieron que se trataba de la Estrella que anunciaba el nacimiento del Niño y, muy emocionados por la llegada del momento que llevaban tanto tiempo esperando, decidieron ponerse en marcha inmediatamente para ir a conocerlo. En un periquete hicieron las maletas y prepararon regalos para el Niño. Se fueron pronto a la cama y a la mañana siguiente se levantaron muy temprano y se encaminaron al taller de reparaciones a recoger su coche. Pero el mecánico paró en seco sus prisas por ponerse en marcha. Les explicó que el coche necesitaba un manillón nuevo, que tenían que traerlo de Inglaterra, que había pedido la pieza la semana anterior pero que tardaría bastante tiempo en llegar. Los coches de importación es lo que tienen.
Los Reyes Magos se quedaron de piedra. ¿Qué iban a hacer ahora, sin coche? No podían aplazar el viaje bajo ningún concepto, tenían que salir inmediatamente, antes de que la Estrella desapareciese por Occidente.
Entonces Melchor tuvo una idea: llamar por teléfono a su viejo amigo Papá Noël y pedirle prestado su trineo de renos. Así lo hicieron. Pero Papá Noel les dijo que le resultaba imposible dejarles el trineo en esas fechas. En cualquier otro momento no hubiera habido ningún problema pero en Diciembre... era justo la época del año en que tenía más trabajo. Sin embargo, él conocía a un hombre llamado Mustafá que tenía un negocio de alquiler de coches en Arabia Saudí. Tal vez Mustafá podría ayudarlos. A los Reyes les pareció buena idea y le enviaron un fax a Mustafá diciéndole que necesitaban un todoterreno potente y seguro para hacer un largo viaje. ¿En cuánto tiempo podrían contar con él?
A los pocOS minutos Mustafá les contestó con otro fax: sentía mucho no poder proporcionales lo que necesitaban pero todos sus coches habían sido alquilados por los asistentes a la reunión de la OPEP que se estaba celebrando en aquellas fechas. Tardaría por lo menos una semana en disponer de algún vehículo. De todas formas, les mandaba la dirección electrónica de un amigo suyo, llamado Alí, que tenía un negocio de cría de camellos en Ur y que, tal vez, podría alquilarles algunos animales.
Los Reyes estaba desesperados: sin coche, tardarían mucho tiempo en llegar pero, por otro lado, tenían que hacer algo enseguida, emprender el viaje como fuera, porque la Estrella ya había empezado a moverse hacia el Oeste y estaba claro que no iba a esperar a que trajeran el manillón de Inglaterra o a que terminara la reunión anual de la OPEP.
Le enviaron un e-mail a Alí. Alí les contestó enseguida: no había ningún problema, tenía lo que necesitaban: tres jóvenes y fuertes camellos que resistirían el más pesado y largo de los viajes. Enviándolos por SEUR- MASCOT estarían en su palacio en dos días. Seguro a todo riesgo por cuenta de la empresa, pienso y agua por cuenta del cliente. El pago... ¿por cheque bancario o por tarjeta de crédito?
Y éste es el motivo por el que los Reyes Magos tardaron tanto tiempo en llegar a Belén. Si hubieran tenido su Land-Rover habrían llegado enseguida, el mismo día 24 de madrugada o el día 25 por la mañana, como muy tarde. Pero como fueron en camello tardaron algunos días más. Pero, para nosotros, casi mejor porque así tenemos la fiesta del 6 de Enero.
Conclusión: Los Reyes Magos ni son magos ni na', sólo fue el nombre artístico que se pusieron. Y que donde estén unos buenos camellos, que se quiten los todoterrenos con volante a la derecha.
ResponderEliminarBuenísimo, Fefa. No dejes de mostrarnos tu desbordante imaginación.
Un besote isleño.
Los coches de importación es lo que tienen, Carmen Ma.
Eliminar:-)
Gracias por leer y por comentar, preciosa.
Un abrazo.
¡Vaya! Siempre me había intrigado por qué tenían que llegar en camellos los Reyes, sobre todo si se trataba de la cabalgata del centro de la ciudad, aún recuerdo una vez que llegaron al barrio en un tractor de color verde, seguido por tres camiones con remolques entelados cada uno de un color para cada rey y sin restricciones de caramelos, ni cajas de juguetes, aquello sí que era una cabalgata y los niños felices como perdices.
ResponderEliminarGracias Fefa, porque lo que es ayer estaba indignada con la opulencia de la Cabalgata del centro y sin un solo paje en el barrio, porque no hubo cabalgata.
Qué genial el manillón del encendimiento. Afortunadamente, los camellos no necesitan de eso, sea lo que sea. Lo mejor es que este relato estará en el "candelabro" todos los años :)
ResponderEliminarBesos y abrazos, paisana.