LA VIDA ES ASÍ
ACTO III, ESCENA III
(Salón de la casa de Juan. El mismo
mobiliario que en escenas anteriores. Luz baja. Juan está sentado en el sofá
con la cara escondida entre las manos)
JUAN (sollozando lastimeramente): No es
justo, no es justo...
(Entra ELLA por la puerta de la
izquierda. Es una mujer joven, alta, delgada, vestida con una larga capa negra
con capucha)
ELLA: ¿El qué no es justo?
JUAN (sobresaltándose y limpiándose las
lágrimas): ¿Eh? ¿Quién es usted? ¿Por dónde ha entrado?
ELLA (acercándose al sofá mientras
habla): Digamos que soy una buena amiga. Y he entrado por la puerta, claro, es
la manera más cómoda de entrar en los sitios. ¿Puedo sentarme?... estoy
agotada. (Se sienta en el sillón de la izquierda sin esperar respuesta)
JUAN (mirándola con asombro): Curioso
traje.
ELLA: Es el uniforme. No está mal, me
gusta el color. Siempre es elegante. (Se acomoda los pliegues de la capa y
cruza las piernas con gesto coqueto) Y bien, Juan, decías que no es justo. ¿El
qué no es justo?
JUAN: No es justo que me haya dejado así,
que se haya ido con él... (Pausa y amago de sollozo)... con mi mejor amigo...
ELLA: Eso ha hecho...
JUAN: Sí, eso ha hecho. Después de seis
años... He estado seis años trabajando para ella, cuidándola, mimándola,
pendiente de sus necesidades, de sus deseos, queriéndola, adorándola... y se va
con mi mejor amigo. No es justo.
ELLA (con gesto de fastidio): Qué
insistencia con eso de que no es justo... Vamos a ver, Juan, ¿qué es lo que no
te parece justo? ¿Qué se haya largado olvidando seis años de entrega y te haya
dejado tirado como una colilla?
JUAN: Exactamente.
ELLA: Juan, querido, aclaremos conceptos.
Eso no es justo ni injusto. Eso son cosas que pasan.
JUAN: Ah, ¿no? ¿No te parece injusto que
haya pagado así mi amor, mi entrega? Eso es injusto, la vida es injusta.
ELLA: Pobre Vida, siempre echándole la
culpa de todo. Pobre hermana mía...
JUAN: ¿Hermana?
ELLA: Sí, hermana. Somos hermanas.
Gemelas. Univitelinas, para decirlo con un término que puedas entender. Nacimos
el mismo día a la misma hora y no podemos existir la una sin la otra. Y mi
hermana, Juan, como yo, no hace sino acudir cuando la llaman. Ni ella ni yo
tenemos nada que ver con la
Justicia , querido.
JUAN: ¿No?
ELLA (Con gesto de fastidio): ¡Pues
claro que no! La Justicia
es cosa de los hombres, cariño. Los derechos, los deberes... son inventos
humanos, constructos necesarios para regular vuestra convivencia. Pero vosotros
lo confundís todo. Hay una guerra, una catástrofe, muere un niño pequeño, se
mata un hombre joven en un accidente de tráfico y os falta tiempo para clamar
“¡No es justo, no es justo!” Y no. Os equivocáis. Son las personas las que
actúan de modo justo o injusto, correcto o incorrecto. La Vida y yo nos limitamos a
hacer nuestro trabajo y te aseguro que no tiene ninguna relación con la Justicia ni con la Ética.
A ver si os enteráis de una puñetera vez.
JUAN (pensativo): Entonces...
ELLA (enfática): Entonces... nada. Tu
mujer puede haber sido injusta contigo porque ha correspondido a tu amor y a tu
entrega con una canallada. Tu mujer, Juan, no la Vida. Si has de enfadarte
con alguien enfádate con ella y con tu mejor amigo pero deja a la Vida tranquila, que bastante
tiene con salir adelante en este mundo de locos.
JUAN: Ya, pero... lo cierto es que lo
hacemos. Decimos que la Vida
es injusta, que una muerte prematura, por ejemplo, es injusta...
ELLA: Eso es porque no os aclaráis. Los
hombres sois tan torpes a veces... confundís la estadística con el derecho. Que
la esperanza de vida sea de ochenta y tres años, por ejemplo, no significa que
toooooooooodo el que nace tenga que alcanzar esa edad ni, de ningún modo, como
vosotros decís, que tenga el derecho a alcanzarla. Sólo significa que tiene
muchas probabilidades de morir anciano. Nada más. La Vida es un préstamo, Juan, en
cualquier momento puede venir su dueño a reclamarla.
JUAN: ¿Su dueño? ¿Dios? ¿Existe Dios?
ELLA (con tono profesional): No estoy
autorizada a contestar a esa pregunta.
JUAN (contrariado): Vaya... tenía
auténtica curiosidad...
ELLA (Se levanta y se coloca la capa): Bueno... ahora que ya te he dicho lo que quería decirte... será mejor que me
vaya.
JUAN (levantándose también): Espera, no
te marches. Me... me apetece seguir charlando contigo. Desde que... (duda si
decir el nombre)... ella se marchó... casi no hablo con nadie... no estoy de
humor...
ELLA (pensándolo): Bueno, está bien.
Pero... si me quedo... será por poco tiempo. Seguro que me llaman enseguida.
Cada día me dais más trabajo: guerras, deforestación, contaminación de los
mares... Una ya no sabe dónde acudir primero...
JUAN (animado): Da igual. Me conformo con
un ratito. ¿Quieres que nos quedemos aquí o prefieres salir a tomar una copa?
ELLA: ¿Salir a tomar una copa? Por Dios,
hace siglos que no hago eso. Ya me gustaría, ya, pero... con esta capa... daré
mucho el cante, ¿no?
JUAN: Espera, creo que mi mujer no se ha
llevado toda la ropa... (mirándola de arriba a abajo)... yo diría que tenéis la
misma talla.
ELLA: Ah, estupendo.
JUAN (yéndose hacia la puerta del fondo):
Por cierto, ¿cómo te llamas?
ELLA (pensando en voz alta): Señor,
Señor... media hora hablando con él y todavía pregunta cómo me llamo... Mira
que son torpes... (A Juan) Bueno... me llaman de muchas formas pero mi nombre
es... Tánatos.
TELÓN
Bueno, hermana, me quedo... encantada es decir poco. Porque voy leyendo un relato que es como el esquema del drama cotidiano pero revestido elegantemente de comedia y, encima, me encuentro con casi un ensayo sobre conceptos tan elevados como la justicia y el orden moral vs el natural. Y todo ello tan bien hilado como sabes...
ResponderEliminarPor cierto, de acuerdo con el planteamiento que hace la dama sobre que el término justicia es aplicable a las acciones humanas y no al orden o desorden de la vida y la muerte (Eros y Tánatos siempre tan denostados)
Besazo, grande.
Otro besazo para ti, hermana. Cada vez que me dices que te lo has pasado bien leyendo algo mío, me llevo una alegría.
EliminarPues qué atrevimiento te ha quedado, hija mía. Sigue, sigue, me quedo por aquí escuchándote cantar.
ResponderEliminar¡Beso!
¿Cantar? ¡Eso sí que nunca! (Tengo una voz que bordea el delito, jamía)
Eliminar:-)
Un abrazo, preciosa.
Genial como siempre!
ResponderEliminarUn beso!
Gracias, Paloma. Da gusto con lectores como vosotros. ¿No me vais a sacar nunca un fallo?
EliminarAnda, venga, porfa...
Abrazo grande.
Ah, que quieres que te saquemos fallos... Pues esta obrita tiene muchos fallos, que lo sepas, pero son tipográficos, es decir, que el común de los mortales no tiene por qué conocerlos, así que no sé si te valdrán. El texto está muy bien, tiene buen ritmo. Me lo imagino representado y me gusta la idea.
ResponderEliminarYo también pienso que eres todoterreno. Mucho mérito tiene eso, querida. Te lo digo yo.
Besos y besos.
Digo en mi descargo, oh, correctora archisapientísima, que el texto es fondoarmario total y que, cuando lo escribí, hacía decenios de la última vez que había leído una obra de teatro así que no me extraña que tipográficamente sea un desastre.
EliminarUn abrazo mú grande, vicuña.
Lo he sentido con los ojos y lo he visto a través de las palabras. Qué forma de escenificar una narración. No conocía esta faceta tuya de dramaturga. Un poco ingenuo ese Juan, ¿no?. Me ha encantado.
ResponderEliminarMuy ingenuo mi Juan, sí, pobrecillo. Es muy buena persona.
EliminarMe encanta que te haya encantado, Josep.
Un abrazo.
Lo tuyo, cielo, no es ignorancia, sino valentía y curiosidad para buscar nuevas formas de contar. Y eso, querida mía, te hace especial.
ResponderEliminarCómo me ha gustado tu forma de escenificar, a parte de la temática que ya sabes que es una de mis favoritas. Lo que hubiera dado por ir de copas con ellos :-)
Felicidades, me ha encantado.
Besos y abrazos.
Yo también me habría unido al grupo muy gustosamente.
Eliminar:-)
Gracias, niña dulce, siempre.
Abrazo enorme.
.
ResponderEliminarTu amigo Sap te quiere mucho, Vichoff. Tanto, que incluso se atreve a sugerirte que cambies la foto de Tánatos que inaugura la historia porque arruina bastante el factor sorpresa.
Es verdad. Si la muerte, en vez de representarse con figura de vieja cadavérica, se manifestara con las formas de una señorita estupenda, su hermana gemela sería más llevadera.
Tú cantas por todos los palos y por todos los polos, Vich.
:-)
Es que no me pude resistir, Sap, ¡es idéntica! Ni que hubieran hecho la foto pensando en mí.
EliminarY tampoco es tan delatora, ¿no? Lo que pasa es que tú eres "mú largo".
:-)
Y, en mi caso concreto, preferiría que la hermana gemela de la Vida fuera hermano gemelo y se me presentara en forma de madurito inteligente.
:-P
Cienes.