Hay visitas que...
VISITA INESPERADA
Comprendo su sorpresa al verme después de tantos años, señor.
Yo, con su permiso, también estoy un poco sorprendida porque no pensé que usted
siguiera viviendo en esta casa después de lo que sucedió. Parece mentira, han
pasado casi cuarenta años y es como si hubiera sido ayer, ¿no cree? Veo que ha
hecho cambios, que ha quitado el papel de las paredes y ha sustituido varios
muebles. Yo hubiera hecho lo mismo. En realidad, lo hice en mi casa cuando
murió mi marido. La pinté de arriba abajo, cambié los muebles de sitio y me
fui a dormir a otra habitación. En la de matrimonio había estado mi marido de
cuerpo presente y, qué quiere que le diga, no podía. Usted no llegó a
conocerle, claro, me casé después de dejar esta casa. Le ha quedado muy bonita,
señor. Parece que tiene más luz, que es más alegre. Así resulta más fácil
convivir con los recuerdos.
¿Ha arreglado la cocina también? Perdonará la curiosidad
pero... cómo se lo diría yo, la cocina era el lugar de esta casa que era más
mío. La cocina era mi sitio, usted comprende lo que quiero decir. No me diga
que ha puesto una de esas modernas vitrocerámicas... Espero que el señor no
haya olvidado mis patatas a la importancia, mi cordero al horno y mi arroz con
leche. Ah, qué feliz fui entre esas paredes, preparando los platos favoritos de
todos ustedes. Su señora madre, no me olvido, se volvía loca con el cardo en
salsa de almendras. El señorito Andrés, en cambio, andaba siempre pidiéndome
que le hiciera natillas. Pobre señorito Andrés... era apenas un niño, ¿verdad?
Y pobre señora... Tan joven, tan hermosa... quién nos iba a decir, señor.
No, gracias, no me gustaba el alcohol y sigue sin gustarme
pero... le aceptaría un café. ¿Quiere que lo prepare yo? Todavía me acuerdo de
dónde se guardan el café y la cafetera. Qué buenos recuerdos me trae ese
aroma... cuántas tardes la señora, que en paz descanse, se sentaba aquí,
conmigo, y charlábamos de nuestras cosas... Ella me contaba, ¿sabe?
Seguro que el señor se pregunta el motivo de mi visita. Se lo
diré con franqueza: no ha sido una casualidad. No ha sido que algún asunto me
haya traído hasta aquí, tan lejos de donde yo vivo, y haya aprovechado para
venir a verle. No. He venido a propósito, señor, porque tengo una importante
noticia que darle, una muy importante noticia. El señor ha de saber que, desde
hace dos días, el señor es viudo.
Sí, no me mire con esa cara. Ya comprendo que esté
sorprendido pero... es la verdad: usted enviudó hace cuarenta y ocho horas.
Seguramente el señor se acuerda de un joven mecánico que
contrató cuando se jubiló el viejo Pascual, ¿verdad? Pues bien, señor, aquel
joven, que se llamaba Jacinto, lo
recuerdo bien, fue quien ayudó a la señora. Ella ya estaba muy cansada, señor,
muy harta. De usted, de su señora madre... Jacinto fue quien le dio la idea del
accidente y el que le explicó la mejor forma de hacerlo: el coche debía caer al
pantano en la mitad del puente, justo donde el agua es más profunda, donde los
cienos del fondo no dejarían encontrar los cadáveres. Era un conductor muy
bueno, muy hábil, supo cómo hacer derrapar el coche para que las huellas en el
asfalto no dejaran lugar a dudas.
Luego los tres se marcharon tan lejos como pudieron. No
querían que nadie los encontrara ni que nadie pudiera reconocerlos. Vivieron
muy felices todo este tiempo, eran una auténtica familia. Jacinto murió hace
dos años y la señora... ya se lo he dicho: hace dos días.
¿Su hijo? Un hombre de bien que ha formado su propia familia.
Ahora está triste porque en dos años ha perdido a sus padres (ha oído bien, he
dicho sus padres. Porque su hijo siempre dijo que él no había tenido más padre
que Jacinto) pero sabe que la vida es así. Es fuerte, como lo era él, y
decidido, como la señora. No, no creo que quiera saber nada de usted porque...
¿sabe, señor?... la señora me contaba.
Ah, qué bueno. Ágil y verosímil. No me pidas que le ponga pegas.
ResponderEliminarBesos desde el campo helado.
Vale, pues no le pongas. :-)
EliminarTus deseos son órdenes para mí.
Besos, y perdón por el retraso.
No sé qué ha pasado, se ha "tragado" el comentario. Te decía que lo mismo se te da la serie blanca o la negra. Estoy de acuerdo con Manuela: Ágil y totalmente verosímil.
ResponderEliminarBesitos