A veces, a días, a penas, dan ganas de volver.
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UN MUNDO INFELIZ
Cuando, por fin,
consiguió salir, un suspiro de alivio y satisfacción se le escapó del pecho.
Pensó en la hazaña que acababa de lograr, en todas las cosas apasionantes que descubriría
y en que, a su regreso, les contaría a sus compañeros, con todo detalle, los
pormenores de su aventura.
Pero su alegría no duró
demasiado tiempo.
Ante él apareció un mundo
lleno de color, sí, pero también de miseria, de ruindad, de cobardía, de
crueldad. Un mundo en el que los poderosos aplastaban a los débiles, en el que la moneda de cambio eran la
traición y la mentira y en el que la
justicia había sido desaparecido bajo el peso de la tiranía.
Decidió volver a la
caverna.
La época cromañón, por desgracia, no ha terminado.
ResponderEliminarUn abrazo
Hay días que parece que no, Rosa preciosa.
EliminarSin embargo, ya ves, yo no pierdo la esperanza.
Abrazo grande.
Desde luego, no es oro todo lo que reluce pero, por desgracia, parece que ya no hay vuelta atrás y tantos años de degradación humana han dejado una huella imborrable y que solo unos pocos saben cómo eludir o ignorar.
ResponderEliminarEstás de una fertilidad literaria envidiable! Y que dure!
Un abrazo.
De fertilidad nada, querido Josep, es todo fondo de armario (o fondo de caja, como prefieras). Sería más acertado decir que estoy en barbecho (con la esperanza puesta en que sea eso, barbecho, y no esterilidad permanente.
EliminarPero te digo lo mismo que a Rosa: no pierdo la esperanza. Aunque a veces pueda parecer mentira, si miramos cientos de años hacia atrás, vemos que la Humanidad ha mejorado.
Un abrazo.
Qué bueno, Vichoff, y cuanto dices en tan poco espacio. Si… a veces es mejor quedarse con las sombras.
ResponderEliminarBesos y muchos abrazos.
Sobre todo los días (las veces, las penas) en que la realidad se hace difícil de soportar.
EliminarMil besos, niña dulce.