No soy amiga de escribir sobre ciertos temas pero, a veces, también caigo en la tentación.
(Foto de Victoria Stutz en mirartegaleria.com)
SOMBRA DE OJOS
No tenía especial
habilidad para maquillarse y siempre había envidiado la facilidad con que sus
amigas conseguían verse espléndidas con solo un trazo de eye liner, unos toques de color en las mejillas y un poco de brillo
en los labios. A ella la raya se le torcía o le salía demasiado gruesa, el
colorete le quedaba asimétrico y en veinte años no había encontrado un rouge que la favoreciera.
Pero aquella noche no
podía fallar. La cena era muy importante
para su marido y ella tenía que bordar el papel de esposa perfecta.
Miró largo rato la caja
de sombras de ojos.
Se decidió por el color
malva. Era el que mejor disimularía el
hematoma de su ojo derecho.
Uau, qué fuerte e impactante. Siempre guardas la sorpresa para el final, como debe ser.
ResponderEliminarUN abrazo.
Un microrrelato es como una carrera de cien metros, Josep: tienes que ganar en muy poco tiempo. O consigues impactar al lector o has perdido la carrera.
Eliminar:-)
Gracias por leer, amigo, un abrazo.
Al principio, a ella le pasa lo que a mi, soy funesta maquillándome. Después en tu sorpresivo final, he pensado que afortunadamente nunca he tenido que utilizar el violeta.
ResponderEliminarGracias Vichoff, un abrazo.
Pobres las que tienen que utilizarlo; Rosa preciosa.
EliminarUn abrazo enorme.
Me ha gustado mucho, Fefa. Abordas el tema sin caer en la ñoñería habitual relacionada con la temática.
ResponderEliminarPienso que cuanto más terrible es el tema, más sobria ha de ser la narración.
EliminarGracias por leer y por el comentario, Tartesso.
Un abrazo.