Para Paloma Navarro, a quien hace tiempo prometí contarle lo que ellos piensan de ella y solo cumplí en formato breve.
(Imagen tomada de www.depeces.com)
RECUERDOS
Hay
un momento del día que es el que más nos gusta a Yan y a mí. Tiene lugar
alrededor de las once y sabemos que está a punto de llegar porque Paloma, de
pronto, da un brinco en el sofá, apaga el televisor (o cierra el libro), se
levanta y sale del salón. Entonces la sentimos trajinar por toda la casa, del
salón al dormitorio, del dormitorio al baño, del baño al recibidor, del
recibidor a la cocina, para terminar el recorrido donde lo empezó, en el salón,
asegurándose de que las cortinas están echadas y de que no queda ninguna luz encendida.
Justo antes de apagar la nuestra, nos mira, sonríe, y nos desea buenas noches.
Y
es entonces cuando Yan y yo nos vamos a nuestro rincón favorito y, relajados y
satisfechos, charlamos un rato antes de dormir. Puesto que la vida que llevamos
es tranquila y sin sobresaltos, nuestro principal tema de conversación suelen
ser los recuerdos: el transcurso de nuestra existencia, nuestras experiencias,
lo que nos ha ocurrido hasta que hemos llegado aquí. De nuestra infancia, por
ejemplo, ni Yan ni yo recordamos gran cosa, tan solo una sensación de amplitud
que a veces resultaba agradable pero otras, la mayoría, muy inquietante. Dado
que, además, no tenemos padres a los que echar de menos, nunca hemos lamentado
haberla dejado atrás. Un poco más nítido es el recuerdo de lo que hemos dado en
llamar “La época de los pequeños viajes”. Fue un tiempo, corto en comparación
con otras etapas de nuestra vida pero rico en acontecimientos, en que el
destino nos llevó de un lugar a otro sin que pareciera que ninguno de ellos fuera
el definitivo. Viajamos por medio mundo, hicimos amigos tan fugaces como breve
era nuestra estancia, y con cada nuevo desplazamiento nos preguntábamos qué
futuro tendría preparado Maui para nosotros. En los momentos de más
incertidumbre, lo invocábamos, rogándole que nos procurara una vida tranquila,
sin enemigos, junto a alguien amable.
Todo
parece indicar que nuestras peticiones llegaron hasta él porque, tras un largo
viaje, fuimos a dar con nuestro esqueleto al inmenso habitáculo de la tienda
del Jardín Zoológico y allí, al poco tiempo, nos encontró Paloma.
Paloma
también es un tema habitual en nuestras conversaciones. Desde que nos descubrió
y nos miró con sus hermosos ojos, abiertos por el asombro, se convirtió en el
centro de nuestras vidas. Supimos que nos había escogido y que Maui había
escuchado nuestras oraciones. Nunca habríamos podido imaginar algo mejor que
vivir con ella. Más que quereros, nos adora; más que cuidarnos, nos mima. Es
como una adorable hermana mayor, siempre pendiente de nosotros. Mantiene
nuestro entorno limpio y a la temperatura adecuada, nos habla todos los días y
nos alimenta con larvas de mosquito, camarones y lombrices Tubifex. ¿Qué más
podemos pedir? Así que no me extraña que la frase favorita de Yan sea “Hemos tenido
mucha suerte, Yin”.
Para
corresponder a sus cuidados, nosotros procuramos mostrarnos felices cuando se
acerca. Gesticulamos, agitamos las aletas y hacemos piruetas para que vea
nuestro contento. Y, sobre todo, cada noche recordamos con gratitud el momento
en que decidió quedarse con nosotros.
Ahora
que lo pienso… ¿a quién se le ocurriría esa tontería de los nueve segundos?
Es lo que tiene recordar en un ambiente acuático, te encuentras con Vichoff y nos traduce hasta los pensamientos piscícolas, que por algo es única para relatar las historias más sorprendentes.
ResponderEliminarBesos para esta traductora tan genial.
En algo se tiene que notar que soy nativa de Acuario, Rosa preciosa.
Eliminar:-)
Un abrazo enorme.
Muchas gracias guapa!!!! Mira, se me han saltado hasta las lágrimas, oye!
ResponderEliminarMe ha encantado. A mí también me gustaría, a veces, tener memoria píscicola y selectiva, que hay cosas que es mejor que se queden en la noche de los tiempos y no aparezcan más. Pero qué le vamos a hacer! Mientras mis peces sean felices, pues bien. A veces como Piscis que soy, saltaría dentro del acuario, no te creas.
Un beso con burbuja.
Paloma.
De nada, cariño, ha sido un placer.
EliminarY que conste que no me he inventado nada, ¿eh?, todo, todo, me lo han contado ellos.
Un abrazo enorme.
(Perdón por el acento de piscícola, puesto donde no es jajajajjaa. Es que tengo un teclado inglés y me vuelvo tarumba con los acentos, los signos de exclamación, la eñes ….. )
ResponderEliminar¿Acuario? ¡Humm! Tengo buenos recuerdos de acuarianas, ahora comprendo por qué nadas tan bien entre las aguas creativas, aunque no tenga un aquarium.
ResponderEliminarBesitos sin ventosas.