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viernes, 21 de marzo de 2014

ÍTACA



"Regreso a Ítaca" es el nombre de uno de los grupos de Netwriters. Su fundadora, Mari Carmen Azkona, me pidió un texto y yo solo fui capaz de escribir esto. Pero ella es buena y no me lo tuvo en cuenta.








REGRESANDO A ÍTACA


Me gustan los lugares de tránsito, las estaciones, los aeropuertos, las paradas de bus o de metro. Tienen ese aire de provisionalidad de los momentos mágicos: ahora está, ahora ya no está. Ahora hay un montón de gente que va camino de la salida o de los andenes, que se detiene a comprar una revista en el kiosko o se acaba de tomar un café, y ahora, unos segundos más tarde, ya no está, ya han subido a su tren o se han perdido por la puerta de embarque o han ocupado su asiento en el autocar, y todas esas personas han sido sustituidas por otras parecidas, con similares maletas o mochilas o portafolios, con la misma prisa o el mismo apuro porque llegan tarde, que van camino de la salida o de los andenes.

A veces, para entretenerme, imagino la historia de cada una de las vidas que se cruzan fugazmente, por un instante, en esos lugares. La señora del abrigo azul parece una madre de familia que ha tenido que dejar a los suyos para acudir a otra ciudad porque su madre está enferma, aquel joven tiene todo el aspecto del estudiante que regresa a casa después de los exámenes, el hombre de más allá no puede disimular el aire culpable de quien acude a una cita furtiva... Y luego ¿qué? ¿Se volverán a cruzar sus caminos alguna vez?

En cualquier caso, como dijo Antonio, las estaciones tienen algo mágico. Parecen lugares de paso, refugio de nadie, pero todo el mundo se siente en ellas como en casa.
Quizás lo que ocurre (y esto lo digo yo) es que todas ellas conducen a Ítaca.


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