Como no me gustan las cajas ni las palabras ni jugar... me pongo y sale lo que sale (un poco el Cortázar que llevo dentro).
EL JUEGO DE LA "CAJA"
Le gustaba jugar con las palabras. Una de sus favoritas era “caja”
porque en ella podía guardar muchas cosas.
Además, si quitaba la jota y ponía una ese, tenía una casa en la que
tener la caja y, si cambiaba la ese por una eme, tenía una cama en la que
descansar. Pero, sobre todo, le gustaba porque, si cambiaba la jota por una erre, tendría una cara. Una cara que sonreiría cuando le abriera la puerta de la
casa, que pasaría la tarde con él mirando las cosas de la caja y que por la
noche, después de tomar una copa de cava (conseguida al cambiar la jota por la
uve), se dormiría a su lado en la cama.
Lo que da de sí una caja cuando la coge una persona como tú, que sabe de palabras y de juegos de palabras. Un micro precioso, hermana.
ResponderEliminarMil besos.
Gracias, hermana. Ahora lo releo y pienso que no le habría venido mal expandirlo un poco pero, ya sabes, era para Gigantes de Liliput y tenían que ser ciento veinte palabras.
EliminarVeo tus mil besos y subo un abrazo enorme.
Muy bueno. Estupendo micro.
ResponderEliminarGracias, María del Mar, me encanta que te haya gustado.
EliminarPasa y ponte cómoda, estás en tu caja.
Muy original y simpático. Un abrazo.
ResponderEliminarBienvenido, Alfredo. Gracias por leer y por comentar. Te digo lo mismo que a María del Mar: estás en tu caja.
Eliminar¡Qué cosas tiene tu caja, qué sigue sin cojear aunque te tomes una docena de copas de cava!
ResponderEliminar¡Felicidades, una vez mas!
Besos
Ay, Rosa preciosa... Cómo me gusta que te guste.
EliminarUn abrazo grande.
Simpatiquísimo micro. ¿Existe "simpatiquísimo"? No sé, pero lo es :-). Las palabras deben estar a nuestro servicio y no al revés. Tú lo has visto muy bien :-)
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