FINALES FELICES
Yo para el cine, bueno, y para todo, he sido siempre así como tierna y romántica, ¿vale? Quiero decir que me emociono enseguida con las escenas de sentimiento y se me pone un nudo en la garganta y tengo que echar mano del pañuelo para disimular las lágrimas, porque en cuanto me descuido tengo los ojos hechos agua. Y ni te cuento si veo llorar a alguien en la pantalla… Entonces sí que no puedo contenerme, que hasta hipidos y todo me salen, y eso es por lo sentida que soy, que parece que lo que le pasa al protagonista me estuviera pasando a mí. Mi madre a veces se enfadaba conmigo y decía que qué había hecho ella para tener una hija así de moñas, y mi hermano se reía de mí porque al final de E.T. me ponía a llorar como una magdalena. De pequeña me encantaban las películas de Disney porque había princesas guapísimas y príncipes valientes dispuestos a todo por ellas, bueno, en Bambi no, que era una peli de animales y hay que ver lo que lloré cuando se murió su mamá, pero mira “La Dama y el Vagabundo”, que son animales también pero parece un cuento de princesas, y luego de mayor pues siempre me han gustado las películas con mucho glamur y mucho lujo y de amor sobre todo, y, desde luego, que acaben bien, quiero decir que me gusta que los protagonistas acaben casándose.
Fue el Quique, mi novio, el que me aficionó a ver pelis en casa. Total, Mari, me decía, qué ganas tienes de pagar una pasta y que te toque aguantar la cabeza del de delante si en casa las ves igual y te tomas tu cervecita y tu cocacola y tus palomitas tan ricamente y puedes parar cuando quieras para ir a mear, tía. No es lo mismo que en el cine, claro, porque, sin ir más lejos, el tamaño de la pantalla no se puede comparar, ni el sonido, que en casa siempre puede estar llorando el niño de los vecinos de arriba, pero me acabé acostumbrando porque también tiene sus ventajas, la pasta, como decía el Quique, o que no pasas ni frío ni calor en la calle y que paras la peli cuando quieres, eso también.
Un día el Quique se puso a echar cuentas y resultó que salía más barato contratar el Canal Plus que alquilar las pelis en el videoclub así que no se lo pensó dos veces y lo puso porque, me dijo, tenemos cine a todas las horas del día, Mari, y si una peli que te apetece no la puedes ver hoy, no problem, la echan a la semana siguiente o a la otra. Y un viernes por la noche, que ponían de estreno una que a mí no me apetecía porque era de un hombre ciego que me daba mucha lástima, pues me puse a planchar mientras el Quique la veía, porque así yo adelantaba tarea que ya lo decía mi abuela, faena acabada no corre prisa, y cuando acabó la peli del ciego el Quique me avisó y fui al salón para ver la siguiente y a mí me chocó ya el principio del flim, porque era como raro, ¿vale?, y los actores tenían unos nombres que no me sonaban de nada. Total que empieza y salían unas chicas guapísimas pero vestidas muy raro, como exageradas, que me pongo yo esa ropa y el Quique no me deja pasar de la puerta, y enseguida llegaron unos chicos, muy guapos también, y casi sin hablar empezaron a besarse y a sobarse y a todo y yo alucinada y le dije al Quique, pero tío, cómo empiezan así si casi no se conocen, y entonces el me dijo, joder, Mari, no ves que es una porno, no se andan con remilgos, van derechos al grano. Vale, dije yo, pero al final ¿se casan? Ah, no sé, dijo el Quique. Así que me quedé hasta el final por pura curiosidad y aguantando las ganas de irme a la cama porque la peli era una cosa sin sustancia, casi no tenía historia y los diálogos no valían nada y a mí me aburría.
Total, que durante tres años me tragué todas las pelis porno del viernes por la noche, esperando que alguna acabara bien de un vez. Bueno, no es que acabaran mal, porque al final, pasara lo que pasara, estaban todos muy contentos y se reían y se iban tan felices, pero casarse, lo que es casarse, no se casaban.
Y me acabé aburriendo del todo, claro, porque es una pesadez todos los viernes lo mismo, las tías vestidas tan exageradas, los tíos, muy macizos eso sí, que enseguida se bajaban el pantalón, la musiquilla machacona que siempre parecía la misma y, para terminar, cada uno para su casa y si te he visto no me acuerdo. Pues no, oye.
Hasta el viernes pasado, que yo, como hacía últimamente, cuando empezaba la porno me iba a la cama y ponía los 40 principales para hacer tiempo hasta que llegara el Quique, que él sí que la ve porque, aparte de que las tías están buenísimas, le da ideas, dice, y en esto que había empezado a leer el Hola para enterarme bien de lo de la boda de Mónaco cuando el Quique me llama a voces, ¡Mari, ven pacá enseguida!, qué pasa, le dije yo, ¡que vengas, juer!, y yo que no y él que sí hasta que me picó la curiosidad porque decía que me iba a interesar, y yo pensando que vaya interés otra vez más de lo mismo, pero de la que llego al salón, le da a un botón del mando a distancia y sale abajo un cartel con el título de la peli y leo “Una boda convencional”, y yo pasmada, claro, porque no me pegaba ese título para una porno, pero, claro, me quedé a verla, y al principio como todas, iba de una boda, sí, pero vaya follón con las damas de honor y con los amigos del novio, bueno, y hasta el padre de la novia y la madre del novio, que se ve que ya se conocían de antes y se caían bien, pero el caso es que, cuando ya no quedaba nadie por haberse quitado la ropa, va el novio a ver a la novia, que se está arreglando, y aunque ella le dice que ver a la novia antes de la ceremonia da mala suerte, él insiste y le dice cuánto la quiere y que no necesita casarse con ella porque su amor es más fuerte que cualquier papeleo y yo toda emocionada porque de verdad que le estaba diciendo cosas preciosas el novio y entonces van y se ponen a consumar allí mismo, con la novia a medio vestir, y yo temiéndome que al final tuvieran bastante con eso y ahí se acabara le peli, pero no. Al final salían todas las damas de honor con sus vestidos de color rosa y los amigos del novio con traje, corbata y flores en la solapa y, detrás de todos, los novios guapísimos camino del altar.
Así que yo contentísima, que de la alegría me lo comí a besos al Quique allí mismo, porque había llevado su tiempo pero por fin, después de tanto esperar, había visto una peli porno en la que al final se casaban.
Lo que me he reído... es que van al grano ( y yo imaginando el grano..)
ResponderEliminarUn beso.
Qué bien que te hayas reído, mari, de eso se trataba.
ResponderEliminarUn besazo.
Qué buen rato he pasado. Y que tenga compañeros que, todavía, intentan convencerme de que las películas porno tienen buenos diálogos...
ResponderEliminarGracias :-)
Besos y abrazos
Ese buen rato tuyo es la mejor recompensa, Atxía.
EliminarEn cuanto a los diálogos de las pelis porno, lamento no poder darte información: siempre les quito el volumen.
:-P
Un abrazo, preciosa.
Jajajajajaja, me encanta tu humor. Habría ya quedado redondo si hubieran dejado algo para la noche de bodas, jaja.
ResponderEliminarSeguro que dejaron algo, Frida, menudos son.
EliminarGracias por leer, preciosa.
Un abrazo.
Fantástico cuadro de un viernes noche: porno en el salón y bodas reales en el dormitorio :))
ResponderEliminarY lo bien que se resuelve la confrontación a poco que se ajustan los intereses. Muy divertido, hermana.
Besosssssssssss.
Hermana, esa parte del relato, la del chico viendo la peli y avisando a su choni de que la peli va de bodas, ocurrió tal cual.
EliminarQué bien que te hayas divertido.
Besos, muchos.
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ResponderEliminarBien pensado, una vida de peli porno podría ser tan interesante como la vida que se desarrolla en los spots televisivos.
(Los nombres artísticos de los tipos y tipas de tal género cinematográfico dan para otro relatillo, Vichoff).
Cienes.
:-)
Hola, sevillano de mis amores. ¿Te han gustao mi Mari y mi Quique?
EliminarLos nombres son geniales, deberíamos hacer una nómina.
Cienes.
jajajaj me has alegrado la tarde del jueves! pero es cierto, a mí me pasa lo mismo, vista una, vistas todas, sin sorpresas en el guión. Tenía un vecino que era superaficionado al cine porno, incluso se sabía nombres de actores y actrices (bueno vamos a dar por válido que es un género dentro del cine)y siempre decía que le gustaban porque todos se lo pasaban bien y disfrutaban (es cierto)que él no pagaba una entrada de cine para sufrir y ver desamores,enfermedades o todo aquello que conllevara sufrimiento.
ResponderEliminarPero lo de la boda porno....ha sido el despelote...literalmente.
Saludos desde Tenerife, te he encontrado hoy y creo que pasaré a menudo porque hacen falta cosas que alegren la vida como el sexo jajajja!
Te dejo enlace de mi espacio para cuando gustes.
http://gofioconmiel.blogspot.com.es/
Gracias, Gloria, me alegra haberte alegrado la tarde del jueves pero no te fíes mucho de mí, escribo cosas divertidas pero a veces me pongo muy seria.
Eliminar:-)
Me pasaré por tu espacio, tenlo por seguro.
Un abrazo desde la estepa castellana.
En realidad hay pocas cosas más porno que una buena boda con su banquete de idem. Lo de la ropa es lo de menos. Donde esté una buen tarta nupcial con muñequitos arriba y el consabido sorbete para que entre todo más y mejor que se quiten las peliculas X. Vamos que llevamos haciendo porno en España desde tiempo inmemorial y no lo sabíamos :-)
ResponderEliminarMe encantan la Mari y el Quique, ¡qué bien los has retratado! Ella con el Hola es auténtica.
ResponderEliminar¡Jamía! Lo que gano no viéndolas, claro que no tengo un Quique que me avise de la escena de la boda y, entonces, ¿pá qué? Prefiero que me las narres en diferido, así me hago una idea de las pelis porno.
ResponderEliminarBesitos.