Para mayor alegría, he encontrado esta maravillosa imagen que mezcla dos de los ingredientes más sabrosos de mi vida: los libros y Markus Cornelius Escher.
Imagen tomada de pasenylean.com
SUMAS Y RESTAS
Seis para Ingeniería, otros tantos para Arquitectura, Física y Matemáticas,
lo que haría un total de veinticuatro; diez para Latín y Griego, quince para
Filosofía, Historia y Bellas Artes; veinte (qué menos) para Filologías varias, veintitantos
para unos cuantos idiomas, y una cantidad casi imposible de determinar para
leer todo lo leíble.
Volvió a sumar. El resultado volvía a ser excesivo. Les quitó algunos años
a la Botánica
y a la Astronomía. Seguían
siendo muchos.
Renunció a la
Oceanografía y a la Filología bíblica trilingüe. Ni así.
Ni siquiera suprimiendo Derecho y Administración de Empresas conseguía que
todo lo que quería saber cupiera en una vida de ochenta años.
Por más vueltas que le daba, no le salían las cuentas.
Jajaja. Muy cierto. No hay tiempo humanamente posible para hacer y aprender todo lo que quisiéramos. Por eso acabamos decidiendo no hacer casi nada y entonces no sabemos qué hacer con el tiempo que nos sobra.
ResponderEliminarMe ha encantado este breve relato.
Un abrazo.
Cuánto me alegra que me entiendas, Josep.
EliminarUn abrazo, amigo, y gracias por venir.