A veces los temas que parecen más difíciles son los que provocan mejores ideas.
Cuando Ultralas propuso "Emocióname" como tema para la III edición del Tintero Virtual de Netwriters pensé que no se me ocurriría nada pero...
Las musas son de natural caprichoso.
Imagen tomada de www.taringa.net
QUINCE MINUTOS
Mira, seré bueno. Son las diez menos cuarto, llevas aquí muchas horas
y sé que estás cansado, así que te voy a dar unos minutos, pongamos… quince, quince
minutos, hasta las diez en punto, ¿te parece? Es tiempo más que suficiente para
alguien listo y astuto como tú. Estás un poco alterado, lo comprendo. Este
sótano es húmedo y frío, tienes hambre, sed, es muy probable que también tengas
sueño, has gritado hasta desgañitarte sin que nadie te oyera y la postura no es
nada cómoda. Eso bastaría para sacar de sus casillas a cualquiera. Pero tú eres
un tipo duro, muy duro… Aguantas bien la presión y no es fácil hacerte perder
la calma. Tienes sangre fría, lo demostraste en varias ocasiones a lo largo de
estos años, así que estoy seguro de que puedes serenarte, abstraerte de este
entorno y concentrarte para pensar, para organizar una estrategia, elegir los
argumentos adecuados y contarme algo que me convenza, que me haga comprender lo
que hiciste.
Vamos, no te desmorones ahora. Tú, que has aguantado el tipo como un
valiente delante de jueces y fiscales, no te vas a venir abajo justo cuando te
estoy dando una oportunidad, cuando te ofrezco una posibilidad de alivio. Tal
vez no la merezcas pero, ya ves, soy generoso. Comprendo que es difícil pensar
con claridad cuando se está atado a una silla y muerto de cansancio, pero, la
verdad, qué es eso para un hombre como tú, metódico y calculador, capaz de
organizar hasta el último detalle, de ejecutar sus planes con rigor matemático,
de negarlo todo cínicamente; un tipo capaz de sonreír con sarcasmo mientras
dice “Está loca, se lo ha inventado todo”. Esto es una minucia comparado con lo
que eres capaz de hacer, no me decepciones.
Así que… sí, te voy a dar quince minutos. Tendrás quince minutos para
explicarme, para contarme lo que quieras, sea verdad o mentira; que tu madre se
emborrachaba y que tu padre os pegaba todas las noches cuando volvía a casa,
que en el colegio había un cura baboso que abusaba de ti, que en tu juventud
perdiste a una novia de la que estabas enamorado como un loco… Puedes contarme
lo que sea, cualquier cosa, pero, eso sí, hazlo bien. Saca el gran actor que
llevas dentro y muéstrame tu talento, tu habilidad, improvisa un buen guión,
interpreta tu mejor papel. Consigue que te compadezca, que te comprenda, que me
conmueva hasta las lágrimas; emocióname
hasta que considere la posibilidad de dejarte marchar.
Tendrás que esmerarte porque te va mucho en ello. Si lo logras, podrás
considerarte afortunado porque solo te cortaré los huevos y morirás desangrado
en pocos minutos. Si lo haces bien, si me convences, te habrás ganado una
muerte tranquila.
Si, por el contrario, no logras que comprenda y perdone lo que le hiciste a mi hija, lo que les hiciste a las otras dos chicas, me marcharé y te
abandonaré aquí, atado a la silla. Dejaré un cubo de agua lo bastante cerca
para que puedas agacharte y beber. Eso
te dará unos días más, los suficientes para que tengas tiempo de recapacitar,
de recordar lo que hiciste y preguntarte por qué lo hiciste, de averiguar en
qué falló tu discurso, de recordar el descuido que te hizo caer en mi trampa y
te trajo a este sótano y a esta silla, de suplicar estar muerto antes de que
empiecen a devorarte las ratas.
Vamos, tienes quince minutos. Cuéntame, explícame, emocióname.
Estupendo, como siempre. Había iniciado un relato, pero he estado "constiposa" y ya sabes, se queda una a media asta.
ResponderEliminarBesitos sin virus, creo.
Gracias por leer, Rosa preciosa.
ResponderEliminarEspero que hayas echado ya todos los viruses y contar contigo la próxima semana.
Ya sabes: "Huesos".
:-)
Un besazo.